Fatimetum es una niña de 14 años, nacida en el Sahara. Vive con sus padres y sus tres hermanos, pero su casa no es como una casa normal, sino que su casa, es una tela levantada por 4 palos.
Fatimetum, trabaja desde los 8 años, limpiando la casa, y yendo a buscar agua hasta el pueblo que está a 5 km de donde ella vive. Tienes los pies llenos de heridas de tanto caminar. Siempre lo hace antes del amanecer, para que su familia pueda ducharse y tener agua para calmar su sed durante el día. Sus hermanos, aún demasiado pequeños, se despiertan llorando cada mañana sedientos de agua, pero ahí esta Fati, para darles de beber.
Después, ya entrada la mañana, Fati comienza a hacer las tareas del hogar, mientras su madre cuida de los pequeños. El padre trabaja de sol a sol para poder llevar unas migas de pan a asa.
Fati se dispone a hacer la comida. Hoy, como todos los días, tienen arroz para comer. Plato único no sólo de la comida, sino del día, ya que no disponen de más recursos para obtener comida. Evidentemente, no comen carne, ya que los militares marroquís mataron todas sus reses, y no tienen dinero para poder comprar ni un pedacito de ternero...
Fati tiene miedo, al igual que toda su familia. Su casa de tela antes era una preciosa chabola de adobe, con sus habitaciones separadas, su cocina con ventana, incluso un pequeño salón dónde poder comer con al menos un par de sillas y una mesa dónde apoyarse. Pero vinieron las fuerzas marroquís, los soldados, y les derribaron su casa, sí, la quemaron, la destruyeron, destruyendo con ella toda la dignidad de Fati y su familia, siendo ridiculizados y maltratados por dichos soldados. El argumento de estos soldados, fue simplemente que, esta familia saharaui, por ser de donde eran, no tenían derecho para vivir.
No sólo esto lo ha sufrido la familia de Fati, esto desgraciadamente, pasa y pasará, si no se pone remedio, en prácticamente, todo el mundo. Por desgracia hoy en día, esto algo muy común.
Yo, viendo esta historia, y muchas miles más, diría que hay que hacer algo para detener esto, diría que nadie tiene derecho a discriminar, y mucho menos maltratar, a alguien por su procedencia.

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