sábado, 23 de junio de 2012

Un paseo nocturno


Son las 2 de la madrugada. Noche de cielo abierto, ni una nube. Una gran luna llena se apodera de la oscuridad de la noche, dando su preciosa luz.

No puedo dormir, como cada noche que paso en vela, me es imposible volverme a dormir. Me levanto de la cama, observo por la ventana el precioso paisaje de pastos y campos de trigo, que son iluminados de esa luz blanca, tan bella como la luna misma.

Es una noche tranquila, una brisa perfecta para sofocar el calor de los días de verano, que se ven refrescados por las maravillosas noches, en especial ésta.

No lo duda ni dos segundos, son muchas las ganas de pasear entre los pastos, sintiendo el mágico silencio de la noche, que se ve acompañado de unos cuantos grillos, y algún que otro búho, añadiendo a esto, el relajante sonido de la hierba acariciada por la suave brisa. Las hojas de los árboles, moviéndose, enredándose entre ellas….

Me abro camino entre las espigas de trigo, aún verdes para cosechar. Siento la brisa, el silencio, y esa luz de la luna, que me guía en este caminar por la noche, en este largo paseo.


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